Have I not commanded you? Be strong and courageous. Do not be terrified; do not be discouraged, for the LORD your God will be with you wherever you go. Joshua 1:9
This one really hits me where I live. I’m a pretty rational guy. My favorite TV character growing up was Mr. Spock on the original Star Trek series. In my second grade school picture I even had the blue Starfleet uniform shirt like Spock wore. Logic. Reason. That’s my game.
But sometimes God asks us to do things that aren’t rational to the human mind. Imagine how Joshua felt when he was put in charge of leading the people of Israel. Sure, he had some military experience from many battles against hostile nations during the forty years in the desert. But being a general and being the equivalent of a president/general/prophet all in one are two different things. He couldn’t see what was ahead.
But in the face of uncertainty, when I don’t know what lies ahead, when I don’t have all the data to make a complete analysis of the situation before taking action, God still calls me to be strong and courageous. I don’t have to be afraid. God, who is perfect love, has promised to be with me. And perfect love casts out fear.
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Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas. Josué 1:9
Este versículo me pega precisamente entre los ojos. Soy un tipo bastante racional. Mi personaje favorito en la tele cuando era niño era Spock en la serie original de Star Trek. Hasta me puse la camisa azul del uniforme como él llevaba para mi foto de la escuela en segundo año. Lógico. Razón. Este es mi tierra natal.
Pero a veces Dios nos pide cosas que no tiene razón para la mente humana. Imagínate como se sentía Josué cuando recibió el cargo de liderar al pueblo de Israel. Claro, tenía experiencia militar a través de muchas batallas con naciones hóstiles durante los cuarenta años en el desierto. Pero ser un general, y ser el equivalente a un presidente/general/profeta todo junto son dos cosas muy diferentes. El no pudo ver qué estaba por venir.
Pero cuando enfrento la incertidumbre, cuando no sé que está a la vuelta de la esquina, cuando no tengo todos los datos para hacer un análisis completo de la situación antes de tomar acción, Dios aún me llama a ser fuerte y valiente. No tengo que temer. Dios, quien es amor perfecto, ha prometido estar conmigo. Y el amor perfecto echa fuera el temor.
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