Friday, August 15, 2008

Training Camp

Today I read I Cor. 9:24-27 because it was referenced in a book I'm reading. It just so happens that the Summer Olympics are in full swing at this time. So it was kind of fitting.
24Do you not know that in a race all the runners run, but only one gets the prize? Run in such a way as to get the prize. 25Everyone who competes in the games goes into strict training. They do it to get a crown that will not last; but we do it to get a crown that will last forever. 26Therefore I do not run like a man running aimlessly; I do not fight like a man beating the air. 27No, I beat my body and make it my slave so that after I have preached to others, I myself will not be disqualified for the prize.

I want to focus on two words: strict training. So many times, we live as if a good Christian life is something that will just happen. We expect God to just take care of everything because we said a prayer and were baptized at some point. But just like our bodies can't stay healthy withour proper food and excercise, our spiritual man won't have the endurance to finish the race if we only feed him junk food (pop-psychology books instead of God's Word, or entertainment over renewing our minds) and never put into practice what we claim to believe.

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Hoy leí I Cor. 9:24-27 porque era una de las referencias en un libro que estoy leyendo. Resulta que los Juegos Olímpicos están pasando en estos días, así que fue apropiado para estas fechas.
24 ¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero sólo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo que lo obtengan.25 Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre.26 Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al aire.27 Más bien, golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo quede descalificado.

Quiero enfocarme en dos palabras: muchas disciplina. Muchas veces, vivimos como si una buena vida cristiana es algo que sucede por su propia cuenta. Espreamos que Dios se encargue de todo porque rezamos una oración o fuimos bautizados. Pero como nuestros cuerpos no se pueden mantener saludables sin los alimentos correctos y ejercicio, nuestro hombre interior no va a tener la capacidad para terminar la cerrera si sólo le damos comida chatarra (libros populares en lugar de la Bibla, o entretenamiento en lugar de renovar nuestras mentes) y nunca ponemos en práctica lo que decimos que creemos.